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viernes, 23 de abril de 2010

Reflexiones, contradicciones, cuestionamientos y aportes en torno a la utilización de la justicia como herramienta.

El 2 de septiembre de 2009, tras el ataque al cuartel de la PDI de la calle Condell son detenidos Pablo Carvajal y Matías Castro, lo cual da pie a un circo mediático donde la figura del “anarquista” nuevamente es la principal demanda en las pantallas.

Ahora ya se contaba con imágenes y la mitificación de Mauricio Morales, de quien se podía levantar cualquier idiotez, como vimos durante los últimos días de mayo pasado; con “proveedores”, “cocineros”, líderes y personajes que, si no existen, poco cuesta inventar por los medios de comunicación, lo cual ha podido formar argumentos de peso en el ámbito legal, y eso tiene efectos concretos tanto en compañeros puntuales como en la lucha donde se han asumido.

El contexto por esos meses se mostraba incierto para nosotrxs, pues habitar o frecuentar un centro social era una forma de identificar y hacer caer cualquier acusación por la prensa, lo que sí podía tener efectos en la vida de todos nosotros, pese a lo burdas de las bases de aquellas acusaciones. Acá no se trataba de “limpiar nombres” ni generar una contraparte pública del anarquismo, sino de hacernos cargo de esa situación de forma concreta, siempre en pos de la integridad de todos los compañeros mediante todas las herramientas que tuviésemos a nuestro alcance.

El 3 de septiembre, a raíz de la detención de Pablo y Matías, el noticiario central de canal 13 muestra un “reportaje a fondo” acerca del anarquismo criollo, muy acorde a su estilo “sagaz e investigativo” (tampoco hay que olvidar que nos encontrábamos en plena víspera del 11 de septiembre, primera fecha conflictiva en materia de seguridad nacional tras toda la palestra brindada al anarquismo tras la identificación de Mauricio Morales).
El reportaje apunta a describir al sujeto anárquico y a explicar su “modus operandis”, esto para situar el ataque a la PDI en un fenómeno social existente (que se hable de él, basta para mover hilos justificadamente desde el estado). Así, señalan que este ataque tiene características ilegalistas como toda acción anárquica, lo cual se liga, por ejemplo, al caso bombas, el que a su vez muestra grandes avances tras la identificación de Morales, quien pernoctaba en lugares como el CSA Jonny Cariqueo (con imágenes de respaldo de nuestro hogar, que por esos días lucía pancartas en apoyo a los compas presxs y reivindicando a Mauricio Morales y Diego Ríos) son los lugares de reunión, la casita es, para ellos, un “centro de operaciones anarquista”, siempre ligado directamente con el tema de la fabricación de explosivos.

Vimos cómo la prensa ya señalaba temas tan delicados sin mayor problema, pues el impacto de las imágenes del cuartel defendido por los lacayos con armas de alto poder de fuego debía ser explicado con una figura antisocial clara. Esto claramente no llama nuestra atención, pues lo hemos discutido una y otra vez, lo hemos comentado y leído en más de una publicación antiautoritaria. El punto es que asumir que un Centro Social es un lugar sensible en torno a la exposición pública tampoco debe ser abordado de forma pasiva o complaciente con el poder, sentimos que silenciarnos era asumir en el fondo lo que se aseveraba, y esto sí podía tener consecuencias concretas en algunos de nosotros o quienes frecuentan y dan vida en definitiva a este espacio.

Es así como averiguamos los mecanismos de dejar constancias legales en torno a nuestro repudio a lo que ocurría, pues esos precedentes, si bien se alejan de nuestro campo de acción habitual, que comprende por sobre todo el contacto directo con los compañeros, para hacer fluir la solidaridad y fraternidad, se mostraba como una forma práctica de acumular atenuantes ante el incierto contexto ya descrito.

Así, optamos por presentar un recurso de protección contra canal 13, no para obtener algún beneplácito de parte de ellos, sino para sentar algo tan simple como precedentes concretos, comprobables incluso ante ellos, ante el enemigo, de muestras de interés por contrarrestar estos dichos de la prensa. Lo hicimos dentro de su justicia y su institucionalidad, es cierto, pero esta realidad es innegable, sabemos que la actitud de desafiarles es constante, pero negar cargados por pura ideología esta opción es no tomar en serio las instancias donde lamentablemente hemos debido estar cara a cara ante ellos, y sería infantil sólo vociferar que se les debe escupir sin tomar en cuenta que la realidad material sí ha señalado que los ataques en esta guerra no pueden ocurrir intentando atacarles desde sus lógicas, pues lamentablemente aún no contamos con los medios para torcer sus brazos cara a cara, eso lo demuestra toda manifestación donde se nos dispersa, todo allanamiento asumido con la frente en alto pero realizado con éxito de todas formas, sólo por citar algunos ejemplos donde la actitud por si sola no alcanza para dejar en libertad a algún compañero, en ese sentido sí se está prácticamente en sus manos, y la experiencia nos señala la urgencia por afilar cada vez más nuestra postura y nuestras capacidades , pero sin negar el estado en el que nos encontramos hoy.

Es así como aguantamos las náuseas que esa instancia naturalmente nos provoca, e interpusimos ese recurso con el fin de dejar ese precedente puntual, pensando en que podía servir como antecedente en caso de posibles detenciones futuras en allanamientos o instancias donde se pudiese orquestar un nuevo caso de montajes a todas luces burdos pero difíciles de contrapesar incluso contando con el sentido común a nuestro favor a la hora de revisar las acusaciones de los fiscales.

Tenemos muy clara la contradicción, pero la posibilidad más viable y expedita para realizar algo como centro social en ese ámbito, pues la opción de generar una agitación social de peso era particularmente compleja, si consideramos que pocas personas siquiera mencionaban temas tan delicados por esos días.
Se trataba de callar y permitir que se hablara lo que les pareciera mejor, o hacer algo, aunque en sus parámetros…y optamos por lo segundo.

En el derecho existe un concepto, la “jurisprudencia”, que en términos simples es algo así como la tendencia de fallos que hacen los jueces, y es una fuente bastante utilizada a la hora de argumentar entre abogados, pues se presenta como una referencia “razonable”, o “coherente” dentro de su simulacro. Pues la jurisprudencia en torno a los casos de anarquistas es nefasta, evidentemente, pues la idea se persigue, y es justificada mediante actos puntuales pero en el fondo es el peligro latente al orden establecido lo que preocupa, creemos, al poder.

Los argumentos de tipo teórico o ideológicos rondan constantemente los alegatos en torno a compañeros ecusados, y es un tema que nos debiese interesar si es que optamos por declararnos en guerra a la autoridad, pues esta guerra se libra en nuestro contexto más inmediato y no en conflictos meramente mentales o idealizados, es por esto que nos interesa de sobremanera exponer este complejo caso, tan lleno de contradicciones que hemos vivido.

Se nos negó el recurso, como era de esperar. Esto no nos sorprende, pues jamás fuimos ilusos y repetimos que la estrategia adoptada fue el sentar precedentes, aunque sea mediante sus herramientas, de que no nos quedamos tranquilos aceptando sus dichos, permitiendo cualquier aseveración irresponsable o completamente tendenciosa que puede traducirse en encierros que debemos afrontar en sus leyes, en sus parámetros y no nos podemos conformar con dejar la experiencia en el silencio.
Por otra parte, hemos incluso aportado a esta jurisprudencia nefasta, pues dimos pie para que se fallara en torno a nosotros y se vuelve a fallar de forma negativa, se señaló incluso que nuestras pancartas apuntan a una guerra civil y se argumentó una ligazón con Mauricio Morales, quien era constantemente señalado con mayúsculas, como demostrando nuestra calidad de peligro social, lo cual obviamente se respalda en toda la parafernalia mediática que se realizó en torno al compañero durante el pasado año.

No nos conmueve lo que ellos sentencien, sino la falta de discusión entre compañeros al respecto.
Este texto ha sido difícil de escribir, sentimos que las contradicciones son muy complejas y esperamos habernos explicado con claridad. Nuestra tensión como grupo ha girado en torno a las consecuencias que esto tiene. Quizás fuimos ilusos al haber creído que esta acción podía realmente aportar a alguno de nosotros o cualquier otro compañero sindicado como peligro social por sus ideas y practicas anárquicas, lo sabemos y nos pesa, de forma activa, publicándolo, dejándolo en el tapete para que se cuestione sin mera palabrería sino de forma argumentada. Esta tensión conlleva a importantes planteamientos y exige posturas responsables.

No nos interesa generar un debate intelectual por Internet porque este medio sirve para comunicar cosas con asidero real en la práctica. Cuando señalamos que la plataforma y los falsos críticos son enemigos declarados se niega la opción de conversar democráticamente con ellos, estas tensiones se comparten con el fin de que se cuestionen entre todos aquellos que sientan inquietudes por cambiar lo existente y esperamos que las reacciones sean mostradas sin esa cobardía que hemos visto últimamente.

CSA y Biblioteca Libertaria
Jonny Cariqueo

Pudahuel, abril de 2010