Hoy escribimos con una preocupación tan latente que llega a ser una presión: este comunicado será el último emanado desde el C.S.A. Jonny Cariqueo, y tenemos que ser claros en cada palabra y expresión que utilicemos.
A pesar del agudo contexto hemos tenido la posibilidad de evaluar y analizar la continuidad de nuestro espacio, hemos decidido cerrar definitivamente las puertas y ventanas de la Casita ; ya no habitaremos el espacio ni lo abriremos a nuestros compañerxs, hermanos ni vecinos o curiosxs, ya no se realizarán más conversaciones ni se prestarán libros, el olor a pan integral y la música fuerte del segundo piso dejarán tranquilos a lxs vecinxs de la calle El Cobre de forma definitiva.
Terminamos este ciclo con demasiadas ideas y emociones, para expresarlas seremos tan ordenados y metódicos como podamos, lo mejor será revisar en un orden temporal esta experiencia…
I. LOS COMIENZOS…
Nuestro discurso (que siempre fuimos puliendo mediante discusiones internas como colectivo y con otros grupos que se planteaban en un proceso similar de construcción de organización y lucha) nuestras actividades y nuestras relaciones se opusieron a un espacio de limitada voluntad, y la urgencia de gestionar un espacio realmente propio se tradujo en el arriendo de un espacio dentro de esta misma población que inmediatamente denominamos un “Centro Social”, citando la experiencia de propagación de ideas anárquicas de principios del siglo XX. Se le agrego la palabra Autónomo debido a que queríamos expandir lo importante que es la independencia y rechazo a todo órgano gubernamental, de esta manera el primer nombre del espacio fue Centro Social autónomo “Planeta Guachimingo”, se debía a la ubicación entre los pasajes Urano y Plutón y porque efectivamente intentábamos expandir practicas que este planeta inundado casi por completo por el Capital muy poco conocía.
Septiembre de 2007 es el mes en que inauguramos la Casita. Fue una actividad de fin de semana que incluyó rap combativo, olla común y bailes curiosos que servían de excusa para compartir con lxs niñxs, que circulaban constantemente por la casa. Se pintó también el primer mural de la fachada entre muchas manos que creían en el proyecto de invitar a lxs vecinxs a sumarse al proyecto de revolución social contra el sistema capitalista, el mural hacía alusión a muchas personas protestando, y en lo concreto también servía para distinguir esta casa del resto, para hacer visible y llamativo un mensaje que siempre colgaba desde el balcón: la realización de talleres populares, llamando a la organización y lucha rebelde, además de la libertad a lxs presxs políticxs.
Queremos detenernos en la primera observación: abrir un espacio, decidirnos a habitarlo a diario y proponernos vivir en comunidad, practicando nuestro discurso como colectivo anticapitalista fue una vivencia que aceleró la comprensión de nuestro proyecto desde varios puntos de vista, pues una cosa es teorizar principios y otra es intentar vivirlos cotidianamente. Este espacio, y todo aquel que se plantee como una propagación de principios, valores y prácticas puntuales implica muchas consecuencias para quienes las asuman, que no pueden ser imaginadas a priori en la mayoría de los casos. En eso radica también la belleza de una experiencia que no debemos dejar de señalar que es nueva en nuestro contexto, existían poquísimas casas con un discurso de confrontación abierta al poder y a la vez, tan expuestas socialmente. Existían y existen bibliotecas, casas okupadas, lugares de reunión y discusión, y nosotros quisimos generar un espacio con todas estas instancias enmarcadas en un proyecto de revolución social, lo “social” y lo” político” se unían así en la “síntesis” de nuestro proyecto, llevado a la práctica en la “praxis” del Centro Social, todo calzaba armónicamente en nuestras cabezas, en las discusiones, en la propaganda de aquellos años.
II. PRIMER GOLPE: Muerte de Jonny Cariqueo.
Como señalábamos, la Casita se inaugura públicamente y se propuso ser visible para el vecindario, y también lo fue para la represión: rápidamente se nos identi_ca, y el mes de marzo de 2008, en la víspera de las manifestaciones por la conmemoración del asesinato de Eduardo y Rafael Vergara Toledo, muertos en manos de la policía en año 1985; Se realiza una marcha de amplia convocatoria en Pudahuel, a la que asiste Jonny Cariqueo, joven de 21 años. Jonny fue detenido esa noche, dejado en libertad al otro día, y muere el 31 de marzo producto de los golpes recibidos durante la detención. La comuna de Pudahuel había adquirido importancia mediática en septiembre de 2007 por la muerte del cabo Vera en las protestas callejeras del día 11 del mismo mes, y nuestra casa ya era vigilada en marzo de 2008. La noche del 29 de marzo era la función de estreno de su reforzado aparataje represivo anti rebeldes, se inicia así el asedio policial que asumimos desde que hablábamos de conflicto de clases, siempre supimos que esto nos podía ocurrir, lo complejo es que el ímpetu de entender que esto era una guerra ( concepto que también rondaba nuestro discurso) nos llevaba a decirlo abiertamente, y tuvo que pasar más tiempo para entender que esas “sutilezas” implican costos concretos para un espacio (por ende, personas puntuales) como la cárcel, el hostigamiento, la muerte o la fuga.
Para nosotros la muerte de Jonny significó el primer golpe en la cara de la guerra social. Asumirse en conflicto y esperar sólo _ores en el camino sería –y es- una gran equivocación. Por primera vez gritamos “¡Presente!” por una persona conocida, por un cabro de nuestra edad y muy similar a nosotrxs, por primera vez nos sentimos vulnerables a las consecuencias de la guerra social. La muerte, las torturas y la persecución pasaron por nuestras cabezas mucho más cerca, o de forma mucho más dolorosa que antes, cuando revisábamos otras experiencias de lucha en películas o relatos de antaño.
Luego de esa dura experiencia, decidimos cambiar el nombre del espacio, por un lado queríamos dar más seriedad al mismo, por lo que solo sería Centro Social Autónomo y como otra instancia se abrió públicamente la Biblioteca Libertaria Jonny Cariqueo, en memoria del compañero que habíamos perdido y se le incluyo el adjetivo “libertaria”, dejando atrás el proyecto popular que anteriormente habíamos enarbolado.
II. Aniversario primer año, “Caso Afiches” y el vuelco en los objetivos.
La casita continuó su funcionamiento avocada a la integración barrial durante los siguientes meses, es así como llegamos al cumplimiento del primer año de existencia. A fines de agosto fijamos la celebración del primer aniversario del espacio. Organizamos una jornada para el 31 de agosto de 2008, con las mismas características de la inauguración: una olla común, compañerxs y vecinxs invitadxs, música en vivo cortando la calle afuera del espacio.
La policía intervino la jornada. Por primera vez llegaron con la intención clara de fastidiar, antes sólo miraban y se resignaban, esta vez llegaron los refuerzos y se generó una verdadera batalla campal contra ellos donde intervino casi todo el barrio, más lxs compañerxs invitadxs, un total de seis personas fueron detenidas y brutalmente golpeadas en la funesta 26º comisaría de la comuna.
Ese día notamos un hecho que nos marcó: las personas tienen una postura clara frente a la autoridad, o están con ella o la combaten, y esa predisposición no se verá mayormente alterada por el trabajo concientizador de un grupo específico. Así, nos fuimos cuestionando los objetivos del espacio, y paulatinamente llegamos a la conclusión de que era necesario entenderlo como un punto de confluencia de inquietudes afines, y como un lugar en donde nos podemos nutrir cualitativamente como luchadores en conflictividad permanente contra el poder.
Las discusiones se centraron en temas “nuestros”, las dudas ya no apuntaban al cómo llegar a otrxs, sino a cómo definirnos nosotrxs mismxs. Las cualidades a veces hasta chocaban teóricamente con las cantidades, y hoy consideramos, tras años de constante cuestionamiento, que el desafío es hacerlos crecer a la par (cualidad y cantidad). Mejorar sin dejar de invitar a compartir nuestras ideas y prácticas, negando a la autoridad que ya es comprendida no sólo como el policía tan fácil de identificar en las calles, sino como una lógica presente en todas las relaciones que el capitalismo nos ha enseñado desde que somos niñxs. El policía que llevamos adentro es mucho más difícil de liquidar, esa es la base de la conflictividad permanente contra el poder.
Esos cuestionamientos se realizaron en varios grupos declaradamente antisistémicos por esos tiempos. Se generó una tensión puntual en torno al concepto de lo antisocial, debido a una publicación extranjera que se refería a dicho concepto. Tintes de nihilismo, tensiones en torno a la propagación y cuestionamientos a los espacios abiertos como este, nutrieron las tensiones entre quienes se autodenominaban simpatizantes al insurreccionalismo.
Por otra parte, seudónimos y anónimos comenzaron a tensionar las ideas antisociales, siendo un artículo especialmente llamativo: “anarquismo antisocial: ¿es la gente nuestra enemiga?”. Este sugestivo título iniciaba una tensión que lamentablemente se nutrió vía internet, que si bien nos parece una importante forma de comunicación, nos parece absurdo utilizar para publicar mensajes que no son del todo claros, puesto que el tema de fondo era la postura ante la acción directa dentro del anarquismo, división que en lo concreto se ha manifestado desde hace siglos, y que hoy sigue siendo visible entre quienes enarbolan ideas contra el estado. El problema para nosotros es el intrínseco alineamiento que hay con el poder al señalar con el dedo de forma cobarde a otros grupos ante sucesos que son criminalizados desde el enemigo. Estas tensiones hoy no se dan de forma directa, sólo hemos visto insultos, excesos o ironías recíprocas por medio de publicaciones o artículos que corren abiertamente, en muy pocas ocasiones se han generado instancias donde todas las posturas converjan, no llamamos a la unidad o al consenso, pero desde acá valoramos a quienes se han manifestado dentro de estas tensiones dando la cara, firmando como entes puntuales, una de las conclusiones a las que todos estos escritos llegaban era a la facilidad que presenta el sólo hecho de teorizar vía internet, también es importante discutir sobre hechos concretos, de forma directa.
En torno al concepto de lo antisocial, éste fue comprendido desde acá en base al concepto de sociedad, como una estructura rígida de relaciones sociales, es el escenario histórica en donde la explotación se ha asentado, donde todxs somos empujados a cumplir con un rol determinado desde el momento en que nacemos (hijx, estudiante, padre, trabajador, militante antisistema, joven indiferente, etcétera). Así, la Casita se declaró por largo tiempo como un espacio antisocial, con el énfasis “hacia adentro” del que hablábamos hace un momento. Es importante señalar que lentamente fuimos notando las complicaciones de un término que, si bien a varixs de nosotrxs nos ayudó a comprender más a fondo el funcionamiento del capital y la autoridad en nuestras vidas, es muy complejo defender e intentar proyectar hacia afuera, puesto que un Centro Social busca propagar y difundir una crítica al sistema, y el concepto de lo antisocial lleva a muchas tergiversaciones, como la burda creencia en la negación a socializar por completo ( cuestión imposible desde cualquier punto de vista). En fin, un Centro Social pero Antisocial es algo demasiado contradictorio y complejo, y si bien fue un trabalenguas para nosotros por un tiempo, es importante también señalar que desde acá no dejaron de realizarse discusiones y actividades abiertas para confrontar ideas que revoloteaban entre varios lugares y personas que defendían la insurrección, es decir, la disposición a repudiar frontalmente al capital, haciendo de sus vidas una constante propaganda por el hecho, comprendiendo a la acción directa como toda negación de la autoridad.
Gran aprendizaje fue el suceso de septiembre de 2008, cuando se sorprendió a tres personas pegando afiches y fueron encarceladxs y procesadxs de forma “ejemplarizadora” ante los medios de prensa. Comprender las acciones directas sólo desde una óptica es algo que el poder ya superó, lo que ellxs temen es la capacidad de multiplicación difusa de los ataques en su contra, y cada acción es en lo concreto un “simbolismo”, por muy “espectacular” (sabemos que no es el término más apropiado, las palabras a veces no alcanzan para expresarnos) que éstas parezcan.
III. La desafortunada y dolorosa muerte del Compañero Mauricio Morales.
El escenario antiautoritario toma un vuelco muy significativo: la madrugada del 22 de mayo de 2009 muere Mauricio Morales producto de la detonación del artefacto explosivo que instalaría en la Escuela de Gendarmería.
Mauricio participaba en un Centro Social Okupado, la Biblioteca Sacco Vanzetti, que decidió defender su memoria de inmediato, reivindicando al compañero y repitiendo las reflexiones en torno a la validez de todas las acciones en contra del poder, siempre señalando la importancia de no jerarquizarlas entre sí o intentar invalidarlas ( desde una publicación a acciones más osadas en contra del Capital) puesto que en su conjunto se potencian y agrupan a quienes luchan con un objetivo claro y no por logros parciales o personales.
La exposición pública y la defensa de la memoria de un compañero que muere realizando una acción directa (en ese contexto) es una tensión que extremó, las posturas en contra de quienes optaron por el cómplice silencio, de quienes se “apartaron” o acallaron lo sucedido. El “Caso Bombas”, que viene generándose como un fenómeno policial y mediático desde el año 2006, y que hoy tiene a 9 compañerxs encarceladxs y al conjunto de los antiautoritarios públicamente amenazadxs por el sólo hecho de propagar una lucha social constante, exigió posicionamientos cada vez más claros, y resulta fácil caer en los parámetros del poder, hacerles el juego mientras defendemos nuestros principios y valores antiautoritarios, pues han sabido hacerlos calzar con sus figuras penalizables, han tejido toda una trama pública, han erigido la figura del malvado anarquista, asociando al “okupa” como el culpable do todo mal social, buscando la complacencia e indiferencia del ciudadano común ante sus propios vacíos argumentativos cuando se hace demasiado evidente el carácter político de este caso en contra de los revoltosxs.
V. Fuga de nuestro hermano Diego Ríos.
Después de la muerte de Mauricio Morales, el día 24 de junio de 2009 mientras aún estábamos consternados, asimilando lo ocurrido, un operativo del GOPE de Carabineros irrumpe en nuestra casa, la razón: buscaban a
Diego Ríos, quien vivía acá, a causa de material explosivo encontrado por su madre en un inmueble deshabitado de su propiedad. Desde ese día Diego se encuentra clandestino, y por primera vez nos enfrentamos al dilema de cómo afrontar ese tema. Sabíamos muy poco de los criterios tradicionales, puesto que es un tema que por definición no se toca, el militante de estructuras “tradicionales” sencillamente dejaba de existir, su “reivindicación” se fundía en la labor general de agitación del partido, en la defensa política de la lucha que éste llevaba a cabo. Nosotrxs optamos por nombrarlo desde el día siguiente, emitimos un comunicado que explicaba los motivos del allanamiento a la Casita y reivindicamos a Diego de inmediato.
Pasamos luego un tiempo de incertidumbre en torno a esto, pues si bien la policía ya sabía, mejor que nosotrxs, el motivo de su búsqueda, no teníamos claro hasta qué punto podía haber sido un error el haberlo reivindicado antes que él mismo lo hiciera. Poco más de un mes permanecimos así, hasta que leímos en Internet su reivindicación, llenos de alegría por leerlo, y de pena por extrañar su presencia en nuestra cotidianeidad, leímos su propia reflexión en torno a lo sucedido. La fuga hoy ha adquirido una connotación de propaganda, contraria a lo que sucedía en las estructuras partidarias y jerárquicas, hoy no es un tabú, sino un doloroso espacio de reflexión acerca de las consecuencias de la guerra social, si bien siempre será mejor saber que nuestros amados hermanos no están tras las rejas de una sórdida cárcel, no debemos idealizarla, como bien dijo Gabriela Curilem hace pocas semanas, puesto que el hecho de perder la cotidianeidad que hemos forjado junto a lxs nuestrxs, el no poder recorrer las calles y abrazar a quienes queremos es un avance del poder, que ha obligado a sus adversarios a alejarse de lo que más aman, sus afinidades y prácticas más cotidianas, para vivir en una constante cuerda floja, en un estado de alerta permanente donde puedes ser presa de sus garras, eso no es libertad, ella misma lo ha dicho y nosotros, que sentimos la pérdida de un hermano, que hemos visto la mutilación y el dolor que esto implica, imaginamos la nostalgia y la rabia que anima a sus corazones a no decaer, desde donde se encuentren, en su guerra contra el poder que los ha alejado de sus afectos.
Mientras nos cuestionábamos cómo afrontar un escenario cada vez más expuesto ante el enemigo, notamos que varixs ex participantes del espacio dejaron de asistir. Venir a estos Centros Sociales empezó a ser sinónimo de identificación y riesgo personal, y si bien no podemos condenar el criterio personal de ningún individuo, y a la vez comprendemos el intento por alejar a la policía de nuestros caminos lo más posible, también queremos templar un poco los criterios a la hora de discutir este tema, pues toda postura conlleva necesariamente sus propios riesgos o contrariedades, y buscar puritanamente un bajo perfil nos parece una quimera, hay acciones que ameritan una mínima explicación a veces, de la forma que sea, cada unx es libre de hacer lo que le plazca, de asumir la guerra en la variante que desee dentro de su vida, pero si ésta nos coarta de inmediato, si ante cada golpe del poder reaccionaremos histéricamente, corriendo despavoridxs y, por sobre todo, negando sin argumentos a espacios y trabajos que se vienen gestando hace un tiempo, creemos que es poca la enseñanza que puede sacarse en limpio. Insistimos, para ser lo más clarxs posibles, que no condenamos a priori a quienes no opten por asumir las consecuencias de las instancias públicas como esta, lo que no comprendemos es a quienes dejan de un día para otro de participar en ellas, creyendo así que los registros policiales (si es que es ése el argumento central) los olvidarán de inmediato. Es algo que incluso puede sembrar más dudas alrededor, por el miedo que se hace tan visible, aparte de la complacencia con el poder que se genera, en el sentido de que es justamente eso lo que ellxs buscan, aislar y deslegitimar la existencia de espacios de propagación abierta y constante, hoy cerramos con menos de la mitad de visitas y afectos que cuando abrimos, y eso lo podemos entender como una consecuencia lógica de la afinación de nuestro discurso, por excesos de visceralidad que quizás nos jugó en contra, y por el factor miedo y aislamiento que el poder buscó sembrar en torno a estos espacios, y que al parecer logró, y decimos que al parecer porque han sido pocas las instancias en donde hemos podido constatarlo de verdad, ya que lugares donde discutir abierta o claramente son cada vez menos, al igual que argumentos públicos que no caigan en la burla y/o descalificación irrespetuosa.
Hoy notamos las consecuencias de nuestros actos, asumimos cada pérdida de compañerxs que antes consideramos cercanxs, y notamos que el factor de asumir una cara pública tiene muchas potencialidades y también muchas debilidades, como el ser señaladxs con el dedo ya sea por enemigos declarados, como por supuestos críticxs que jamás darán la cara, es la herramienta que nosotrxs asumimos; cada crítica y cada juicio destructivo están presentes, se recuerdan constantemente y son señaladxs acá como parte de la experiencia de este Centro Social, equivocamos quizás los pasos, caímos en los apuros, no supimos explicarnos bien o fuimos erróneamente altanerxs, por suerte hubo compañerxs con experiencia o capacidad crítica que nos hicieron darnos cuenta del error, gente que supo equilibrar nuestro temperamento y nos señaló los riesgos de nutrir disputas públicas que sólo contribuyen a confundir un panorama que ya era y es demasiado complicado. La altura de miras de quienes buscaron anteponer el camino en común contra la autoridad es una enseñanza que nos ha marcado como espacio, y bien, ante quienes optaron por enjuiciar y descalificar, al parecer nos hicimos el mutuo favor de alejarnos definitivamente. La guerra exige respeto y humildad, no amistad o complacencia entre todos, cada sendero recorrido con sus múltiples desarrollos nos ha enseñado esto, lo comprendemos como consecuencia de la ilación fina de ideas y prácticas simplemente.
El espacio, como señalábamos, se sintió solo, el cariz alegre y colorido que adquiría se perdió, nos propusimos no propagar esta sensación, qué peor propaganda que sólo mostrar la cara negra de la guerra, pero ese invierno, en lo concreto exigió bastante convicción y apoyo mutuo para cada unx de nosotrxs y nuestrxs más cercanos. Hacia septiembre las cosas empeoraron con la prisión de Pablo y Matías, dos jóvenes que calzaban -para variar- con el perfil público del rebelde, perfectos para ser culpados por el ataque al cuartel de la PDI ocurrido el jueves 2 del citado mes. Se hacía cada vez más visible que cualquiera podía ser vinculado con el desarrollo del rimbombante
“caso bombas”, ese jueves el noticiario del canal 13 mostró imágenes de nuestro Centro Social, que por esos días mostraba consignas en memoria de Diego Ríos y Mauricio Morales, y nos mostró como un “centro de operaciones anarquista” y, en el mismo tono, como un “lugar donde se construían artefactos explosivos”.
Desde nuestro posicionamiento público, consideramos que interponer un recurso de protección era una de las pocas opciones mínimamente “preventivas” ante cualquier inminente procesamiento legal en contra de algunx de nosotrxs, teniendo presente que hace poco Cristian Cancino estaba siendo inculpado en el mismo caso, en base a montajes. Pues por lo menos habría un precedente de la intención de no dejar pasar estas abiertas señales del poder de hacer y deshacer a su antojo, en este juego sucio que ha sido siempre el enfrentarse a sus leyes, sus medios, y sus aparatos represivos. Sería iluso esperar un tratamiento “justo” de su parte, no esperábamos más que el precedente, y jamás apostamos por un fallo a nuestro favor o algo por el estilo. La condena fue, una vez más, “ejemplarizadora” ante la sociedad, se nos señaló que ante nuestro posicionamiento “en contra del poder”, implica sino hechos claramente antijurídicos que deslegitiman toda acción protectora que la Constitución Política haya creado para mantener el Estado de Derecho y la paz social de que hoy goza la República (Sentencia Causa N° 553-2009, Corte de Apelaciones de Santiago).
Fue tan evidente la contradicción de sus burdas leyes, pues si bien no podemos (ni queremos) exigirles nada, ellxs tampoco debiesen exigirnos nada a nosotrxs. Pero, ¿podemos simplemente hacerles el vacío?, ¿es tan fácil como darles la espalda y coexistir pací_ca o, al menos indiferentemente?. Sabemos que no, que el capitalismo es inclusivo y te exige someterte o te culpa de lo que sea posible culparte para castigarte y mostrarle al resto, de pasada, cómo les irá si hacen lo mismo. Dicho recurso de protección fue otra enseñanza más, que no negamos a priori, pues las herramientas son todas neutras de por sí, importa el contenido que cada uno les dé, y cuando recibimos ese fallo es importante señalar que se podía continuar apelando, llevándose el proceso incluso a instancias mayores, dada la importancia del argumento, tan polémico incluso entre abogados, era una fuente rica de tensión judicial , y por ende, política del tratamiento hacia anarquistas desde el ámbito jurídico, y nos quedamos con el sabor amargo de haber sentado un precedente negativo, este hecho lo publicamos en su momento y recibimos un par de respuestas interesantes, reflexiones fraternas y otras no tanto que siempre nutren la experiencia, reiteramos desde acá la importancia de dichas instancias de discusión entre compañerxs, sólo se requiere la voluntad para hacerlo, desde hoy ya no existe un espacio físico que podamos ofrecer como colectivo, lo que no implica que no haya disposición a tensionarnos con otrxs.
IV. ESCENARIO REPRESIVO
Cumplimos un año de la ausencia de Diego en nuestro hogar, y en consecuencia con la visión de su fuga, hicimos una actividad que puso en el tapete todo el caso, las reflexiones, y bulló esta experiencia para la población donde vivimos. Quisimos enmarcarla en una jornada que se denominó anticarcelaria, para no caer en una posible enarbolación de la fuga. Era importante también hacer pública nuestra defensa de los espacios autónomos y antiautoritarios, en el contexto del nuevo tinte que adquiría, por esos meses, el “caso bombas”: día a día la prensa añadía un nuevo ingrediente a su enmarañado escenario de hostigamiento hacia todo aquel que se manifestara públicamente en contra del poder. Desde marzo de este año que esta casa tiene puntos (porque son varios) fijos afuera, registrando nuestras rutinas, haciéndose notar, fotografiando y amenazándonos.
La prensa lo fue anunciando, el poder central también hizo una “gran” jugada, nombrando a un conocido y farandulero fiscal: Alejandro Peña, quien se encargó de voltear todos los argumentos de los tres fiscales previos, conocidos por ser más “garantistas” (es decir, apegados a la ley), probablemente por sus carreras ligadas a la atención de la zona oriente, o sea, más pudiente económicamente). Peña, por su parte, sabe tratar con narcotraficantes de la zona sur de la capital, es decir, sabe moverse en los turbios terrenos de los “resquicios” legales y la indiferencia social ante los “delincuentes” que sólo deben ser apresados lo antes posible; es así como su actitud más “osada” que el gobierno de turno, característico por su componente policial para justificarse, necesitaba. Peña logró avanzar en tres meses lo que los fiscales no lograron hacer en más de tres años, puesto que declaraban públicamente que los autores de los atentados explosivos eran grupos difusos de muy difícil identificación. En cambio, este personaje ha hecho calzar todo el caso en su estructura clásica de narcotraficantes: tejió una Asociación Ilícita Terrorista, con jerarquías y pruebas irrisorias, y supo instalar el tema mediáticamente desde antes de asestar el golpe represivo, que se realizó el pasado 14 de agosto de 2010, con un impresionante operativo policial donde todxs lxs detenidxs muestran un prontuario de lucha social y un perfil fácilmente acomodable en una absurda jerarquía.
Todos los augurios se cumplieron, varios incluso se mostraron sorprendidos por la simpleza de la jugada, pero tampoco debemos aminorar los efectos de este golpe: diez compañerxs están recluídxs en condiciones de máximo aislamiento, una compañera optó por la fuga y varios espacios han sido golpeadxs por el encarcelamiento de sus miembros o el endurecimiento de su persecución. En este contexto decidimos cerrar la Casita.
Evidentemente lo hacemos llenos de tensiones, ¿cómo no contribuir a la sensación de traicionar nuestros principios, o de hacerles creer que nos están derrotando? Hoy cerramos defendiendo en primer lugar la existencia de estas instancias, que son una cara de la lucha, que hoy está siendo enjuiciada por parte del enemigo como un todo, pues si bien se acusa a compañerxs de atentar con bombas, se argumenta netamente por la adscripción a las ideas antiautoritarias, hoy nadie ha confesado algún atentado puntual, sino que se apunta a defender la decisión de cuestionar el orden existente. Este espacio se posicionó por valorar los lazos de complicidad y compañerismo contra el poder, nunca una sigla o una organización ficticia, que solo pretende perdurar el tiempo sin objetivos más trascendentes que la sola existencia de la misma. Hoy nuestros caminos quieren diversificarse entre sí, como grupo no seguiremos trabajando juntos porque así lo hemos decidido, no por avances del poder, es algo que venía manifestándose desde antes del último gran golpe de agosto pasado, y en ese momento no cerramos la Casita porque hubiese sido una acción histérica, descontrolada y sólo guiada por el miedo. No fuimos -en ese momento- directamente golpeados, pese a que fuimos una vez más allanadxs y el hostigamiento hasta hoy se mantiene igual. No somos tan ilusxs como para creer que dejar de participar en este Centro Social nos aleja del riesgo de ser castigadxs, como bien muestran las detenciones del pasado mes de agosto. Optamos por cerrar la Casita , que ya ha cambiado de participantes en más de una ocasión, ¿por qué cerrarla entonces?, nos cuestionamos si ofrecer el espacio a otros compañerxs, pero, ¿es necesario que otrxs vengan a vivir este hostigamiento sólo para mantener un nombre, una instancia puntual? Creemos tranquilamente en nuestro posicionamiento, nos vamos de este Centro Social para propagar en el conjunto de nuestras vidas nuestros valores y principios imborrables tras cada aprendizaje adquirido. Quien considere que dejamos la lucha por cerrar una manifestación puntual de conflicto sencillamente no ha utilizado los conceptos de guerra y tensión permanente en su vida personal, nosotrxs siempre hemos apelado a las críticas abiertas, a la tensión de ideas y creemos haber aportado en ello, sin asumirnos por eso como eternxs propagadores, eso sería calzar en la limitadísima y absurda red de trabajos que el fiscal Peña le ha achacado estúpidamente a los anarquistas y antiautoritarios desde el pasado 14 de agosto y probablemente seguirá haciendo en un futuro, esto recién comienza, lo sabemos. Hay muchas herramientas para expandir las ansias por ser verdaderamente libre, un foro, actividad, una publicación, una protesta, un sin numero de formas de lucha que pueden manifestarse.
Estamos concientes que significa decir que proliferen los espacios autonómos y okupados abiertos a todo aquel que tenga inquietudes, las consecuencias de esa praxis están a la vista. Sin embargo el llamar a la existencia de instancias de discusión y conversaciones que sobrepasen el limite del polémico publico de “los precisos” es fundamental a la hora de hacer crecer en cualidad y cantidad esta fuerza un poco decaída por el golpe que el poder nos ha dado. Muchas son las formas de expandir este conflicto, esta en cada uno de nosotrxs el como hacerlo palpable. Creemos que es nuestra responsabilidad difundir este dossier explicativo de nuestro cierre, para todxs aquellxs inquietos, que como muchos de nosotrxs de a poco fueron acercándose a las ideas antiautoritarias y anárquicas, ya sea por una tocata, un amigx, una publicación, un libro o la visita a un centro social, entre muchas otras maneras.
Agradecemos a todos aquellxs compañerxs que han dado vida ha este espacio, con sus importantes presencias, traducidas en aportes y criticas. Recordamos a todxs lxs combatientes caidos en la lucha en contra de la dominación, en especial a Jonny Cariqueo y Mauricio Morales.
Saludamos fraternamente a lxs compañerxs Diego Rios y
Gabriela Curilem perseguidxs por el poder. Solidarizamos con lxs compañerxs prisionerxs por el caso bombas, perseguidxs por manifestarse abiertamente en contra de este sistema de miseria. Un abrazo lleno de fuerza y coraje para todxs ellxs. En especial aquellxs con quienes hemos podido compartir. No olvidamos a los 86 presos muertos por el incendio, asesinados en manos del estado chileno.
Abajo todas las cárceles y jaulas del capital, aquí y en cualquier lugar del planeta, no cesaremos en la lucha contra todo tipo de explotación y autoridad.
Se despide CSA Y BIBLIOTECA LIBERTARIA JONNY CARIQUEO.